Los nuevos tontos útiles

Están por todos lados y cada día tienen más hambre. Al lugar que vayas, por más remoto que sea, siempre los encontrarás y al menor indicio de tu presencia te buscarán y te hallarán para devorarse tu cerebro.

No, no son zombis... son algo mucho peor.

No tienes escapatoria. Si pretendes huir será en vano porque han tomado tu mundo con su podredumbre y putrefacción. Los diarios, la televisión, la radio y la internet es su campo de acción y tú consumirás todo eso, lo verás y escucharás con detenimiento y lo leerás y releerás hasta el hartazgo, hasta que se te desgarre la epidermis.

Pero si osas enfrentarlos debes saber que no tendrás una escopeta recortada de dos cañones. Estarás solo, con tu conciencia y conocimiento a cuestas, frente a individuos que no saben lo que realmente son pero que harán alarde de lo que creen ser. Individuos que tampoco saben a carta cabal lo que defienden y pregonan y porqué lo hacen, pero lo harán cuales expertos en la materia y te convencerán, muchas veces te convencerán.

Estos nuevos tontos útiles, víctimas de su escasez de sentido común (quizá el menos común de los sentidos) e imaginados alguna vez por la desquiciada mente de George A. Romero, defienden intereses ajenos como propios y a políticos o representantes de religiones o instituciones que jamás estrecharán sus manos pero además magnifican ideas que no comprenden del todo y las esparcen como verdades universales.

¿No lo comprendes? Compra un diario cualquiera de tu país y fíjate en su línea editorial. Lee atentamente una columna de opinión y piensa en porqué ése periodista apoya a determinado interés o político y pregúntate ¿diría eso mismo si el dueño del diario impone otra línea editorial para su empresa (el diario)? Y pregúntate nuevamente ¿Qué gana con todo eso ése dueño?

¿Aún no? Esta vez abre la puerta de tu casa al religioso que la toca y escúchalo con atención y descubrirás, para tu asombro, a uno de ellos. O tal vez sal de casa y conversa con un individuo que con metódico fervor apoya a determinada autoridad o causa y hallarás a uno más, o entra en ella y quizá –frente al espejo- te encontrarás a otro. ¿O no?